Todo era tan patético, tan monótono, tan cotidiano. Estaba sentada en su rincón preferido donde podía contemplar el mejor cuadro que alguien le pudo haber regalado hace tiempo. Algo interrumpió su pensamiento. Abrió el teléfono, y quedo tildada. Levantó la mirada y con todas sus fuerzas se puso de pié. Abrió la ventana y dejo correr el viento sobre su pelo. Tomó el primer abrigo que encontró en aquel desorden y salió corriendo al jardín que daba a la calle.
Sólo bastó un mensaje para despegarse de aquel éxtasis.
"Regresé. Ahora solo falta que regreses tú."
